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Buscandome
30/10/2014, 23:28
SÓLO PARA MAYORES DE CUARENTA



¿Llevas una temporada que cuando ves a un actor de cine, por ejemplo, o a un personaje conocido, dices: “¡Uy, qué mayor le veo!”?

Atención, porque este es un síntoma de que tú también te estás haciendo mayor. El comentario quiere decir que le conociste con bastante menos años como para ser capaz de apreciar ahora la diferencia, o bien que te interesa el tema de la gente que se hace mayor –tal vez porque lo empiezas a notar en ti-.

En cualquiera de estos casos, o por la razón que sea, es un excelente momento para tomar consciencia –esta vez con total intensidad- de que te estás haciendo mayor. Como todos los demás humanos. Como todos los que nos han precedido en esto de vivir.

El siguiente paso en esto de envejecer –aunque no nos haga gracia- es la muerte. Como todos los demás humanos. Como todos los que nos han precedido en esto de vivir.

Y esto, lejos de ser un motivo de depresión, de rabia, o de rebeldía inútil, debiera ser el detonante que nos hiciera tomar consciencia, de una vez para siempre, que esto de hacerse mayor y acercarse paulatinamente a la muerte es tan real en nuestro caso como en del resto de la Humanidad.

Y como es innegociable, irrechazable, irremediable, habrá que seguir caminando hacia el destino que nos espera.

Pero no como el animal que va al matadero, que no es nuestro caso, sino llegando a ese momento con la sensación de una vida plena y la satisfacción del deber cumplido.

Bien es cierto que, hasta ahora, por las circunstancias personales de cada uno, o por falta de atención, se ha desperdiciado mucho tiempo de vida, se han hecho algunas cosas de las que uno no se siente muy orgulloso, se han dejado de hacer otras que todavía se podrían remediar, no se han podido hacer otras por falta de medios o porque no se ha propiciado la ocasión, se han callado muchas cosas bonitas que aún siguen en la garganta esperando ser dichas, quedan sueños pendientes de ser convertidos en realidad…

En fin, que todo eso es pasado y en el pasado no puede ser resuelto, pero… nos queda este presente y todos los presentes que quedan por llegar, así que es el momento de cargarse de optimismo, de energía, de buenos propósitos, de amor universal y de amor propio, de dignidad, de buena voluntad y buenos deseos, de proyectos que van a ser realizados, de más energía –porque va a hacer falta-, de más amor propio –porque pueden llegar momentos de decaída-, de fe en uno mismo, de esperanza en que tiene que haber Alguien o Algo que nos tiene reservadas cosas buenas, de la creencia en que nos merecemos todo lo bueno, de sonrisas y felicitaciones para in entregándonos a medida que pasen los días…

Es un momento emocionante: el de la decisión de qué y cómo va a ser nuestro futuro.

Cada uno tiene la opción –y la responsabilidad y la obligación- de hacer de su vida una vida digna, en la que sucedan las cosas que uno quiere que sucedan y que transcurra –en la medida de lo posible- del modo que uno desea que transcurra.

Este es el mejor momento para hacerlo. No se pude hacer en el pasado y no conviene ir aplazándolo para el futuro. La vida no acepta negociaciones con su pasar. No va a parar. Y a cada segundo que pasa nos queda un segundo menos para hacer realidad nuestros planes. Un segundo menos para disfrutar de una vida de la que seamos conscientes y que se desarrolle del modo que se ha decidido.

Si no lo haces ahora, tal vez llegues a otra etapa antes de la muerte, que es la que se llama EL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS (si es que no has llegado ya…)

Es una etapa dura, difícil y larga. Es una etapa llena de auto-reproches por lo que no se hizo o se hizo de un modo inadecuado, por lo que no se decidió o se decidió de un modo equivocado, por lo que pudo haber sido y no fue.

Es una etapa en que la relación con uno mismo se puede llegar a deteriorar, se repiten estos pensamientos funestos como si no hubiera otros, y, lo peor, ya no tiene remedio. Es tarde.

Parece que lo que queda entonces es la opción de añorar; la frustración por un balance de la vida que no es satisfactorio; la rabia por no haber tenido la valentía de enfrentarse para ganar; por haber perdido la oportunidad irrepetible y por haber dejado ir una vida bastante vacía; la insatisfacción por no poder mirar al pasado y verse desde una sonrisa de complacencia o de felicidad.

Puede quedar el consuelo/realidad de que muchas cosas no se hicieron por falta de posibilidades o por las circunstancias personales, pero desde el momento en que -como ahora mismo, como en este mismo instante- tienes la oportunidad de hacerlo porque te has dado cuenta, ya empieza la cuenta del tiempo en que si no lo haces es porque no quieres. Y entonces sí tendrás razones para el arrepentimiento.

Mi sugerencia es que leas y releas lo anterior, para ver si resuena en tu interior, para ver si se une a ese pensamiento de cambio que has tenido en alguna ocasión y está aletargado a la espera de que algo lo despierte para ser llevado a la realidad.

Ya lo ves… ahora sólo depende de ti.


Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.