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Buscandome
30/10/2014, 23:34
LA VIDA CASI NUNCA ES COMO UNO QUISIERA


En mi opinión, es casi imposible que en la vida -en todos sus componentes-, se alcancen a cumplir todos los sueños o propósitos que uno se marca.

Y esto, que es tan evidente, tan comprensible, y tan lógico y habitual, no debiera llegar a afectar lo suficiente como para que se pueda llegar a pensar o sentir que la vida no es completa porque no se cumplieron todas las previsiones ni se hicieron realidad todas las ilusiones.

Ya sabemos que las ilusiones son solamente ilusiones (quimeras, utopías, figuraciones, imaginaciones, ficciones…) y no siempre tienen todas las probabilidades de llegar a convertirse en realidad; que las previsiones o expectativas pueden llegar a ser excesivas, irreales, e inalcanzables; que todos los componentes de una vida son muchos como para que lleguen a ser realizados en su totalidad (tarea que roza la imposibilidad, sin duda), y que los sueños, por el fantasioso hecho de haber sido soñados o imaginados (y la imaginación no se topa con los límites de lo imposible) no tienen poder para ser realidad.

La vida casi nunca es como uno quisiera.

Hay demasiados deseos que nunca, jamás, se cumplirán. Y eso hay que aceptarlo con mansedumbre y resignación, sin drama, sin culpabilizaciones ni culpables, sin frustración ni rabia, sin enojo ni dolor.

Uno puede llegar a renegar de su vida si no es capaz de conformarse con el lado positivo de las cosas, que siempre lo tienen; si no es capaz de disfrutar de lo que es, de quien es, de lo que sí ha logrado, de lo que sí es real, y en cambio se regodea masoquistamente en lo que no es, en lo que no logró ni logrará, o en lo que no existe en su vida y tampoco va a llegar a existir. O por lo menos, de momento.

La vida no es casi nunca como uno quisiera.

Y uno no es experto en todo como para poder hacerlo todo bien, ni tampoco uno es Dios ni tiene poderes especiales para hacer milagros de los grandes, ni se han alineado todos los planetas ni se han aliado todos los espíritus para beneficiarle, ni las circunstancias especiales han confluido en uno para hacer de su vida un paraíso, un paseo por la playa, o un camino alfombrado, ni ha tenido uno las posibilidades de un rey o todos los magos a su servicio.

Parece como si nos hubieran incrustado la frustración en alguna parte, para que nos recrimine continuamente con su argumentario de quejas, con su insaciabilidad de reproches, con su eterna rabieta de malhumorado.

En cambio, sería bueno acostumbrarse a renunciar a lo que no está a nuestro alcance sin que ello sea motivo de catástrofe, de auto-reproche, de depresión, o de fracaso, y sería positivo entender que ante cualquier deseo o sueño tal vez sólo existe una posibilidad de realización mientras que existen miles de trabas o imposibilidades para que se cumplan. Un dato tan estadístico como este, analítico y real, podría ser suficiente para que una mente desenrabietada pudiera aceptarlo.

Pero no. Siempre hay un protestón defraudado, un quejica inconsolable, un idiota obtuso y sin razón, alguien que se opone a la realidad –tan potente e indiscutible- con la única oposición de su falta de comprensión y su rabieta absurda e infantil.

Sabemos que es bueno disponer de una gran capacidad para poder tolerar la frustración sin que eso se vuelva contra nosotros, aceptándola como parte indisoluble de la vida, como otra de las posibilidades –aunque sea la menos deseada-, y que solamente uno es el perjudicado en la inútil oposición a aceptar lo que es.

Todo lo anterior no pretende justificar que uno no se ha de esforzar en conseguir lo que quiera conseguir, ya que esforzarse es muy digno y loable… siempre que lo que se pretenda conseguir no tenga todas las posibilidades de ser algo imposible.

Los objetivos han de ser alcanzables. No fácilmente alcanzables, pero tampoco absolutamente inalcanzables. Y en esto conviene ser muy pero que muy realistas.

¿Cuántas posibilidades reales tienes?, ¿Una de cien? Adelante, si quieres. Si eres optimista o confías mucho en ti, inténtalo. Tienes una a tu favor. Y si no lo consigues te queda la satisfacción de haberlo intentado, que no deberá ser enturbiada por el hecho de no haberlo conseguido.

¿Cuántas posibilidades reales tienes?, ¿Cincuenta de cien? Adelante, si quieres. No te quedes sin intentarlo. El resto de tu vida podría ser un bucle de quejas preguntándote que hubiera pasado “si lo hubieras intentado”. Eso sí, si decides hacerlo, hazlo como si las opciones fueran de cien por cien, en cuanto a poner empeño y confiar, pero con el realismo del cincuenta por cien en el caso de que no llegue a cumplirse, para que puedas reconfortarte.

La vida casi nunca es como uno quisiera.

No es posible en el cien por cien de los asuntos, pero sí que cada uno, con su tenacidad, resolución y esfuerzo, puede lograr que se aproxime lo máximo posible a ese ideal, ese noblemente ambicioso proyecto. Son la ilustre aspiración de mejorar y el sano deseo de perfeccionar quienes han hecho progresar el mundo.

Y cada uno es el responsable y el Dios de su Universo Personal, indudablemente capacitado para hacer pequeños milagros.


Te dejo con tus reflexiones…
Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.

Ana
31/10/2014, 08:46
Creo que es muy cierto todo el tema está hecho para eso montos en que uno ya no quiere nada y por eso lo deja todo. Como dicen si uno lo hizo y no salió tenemos la satisfacción de que lo intentamos que no todo en la vida es como queremos unos tiene suerte de encontrar quienes lo saquen adelante y les ayuden pero no toda la gente tiene esa suerte o buena oportunidad.

Tenemos que hacer todo lo que está en nuestras manos para que Dios sea el ultimo que diga si es bueno o no si es bueno el va a permitir que las cosas pasen.