¿ Sembrar para cosechar ?

No hubo sol que entibiara mis manos
como el sol que diste a mi vida.
Sol que dio resplandor a mi existencia
estando presente en mis amaneces.

Como el trigo dorado del verano
llegabas, luciendo de ti... tu todo
embelesada... absorta te miraba
tú... con ternura colmabas mis momentos

Fueron muchos... tantos veranos,
con trigales dorados sembrados
y melodias de trigo cosechadas,
anhelando sembrar, para cosechar más.

El mundo era diferente, sólo eras tú,
dejando el sol, tu tibiesa en mi manos,
apretaba mis dedos ya sin frío,
los que tus labios tanto besaban.

Pero un día, ay! un día,
eché el sol, el calor de tu presencia.
No hubo más cosechas de trigo,
ni de melodías, porque jamás se sembraron.

Con el frío de tu ausencia en mis manos,
apretaba los puños, por si acaso quedase
y no escapara, alguna semillita de ti,
de aquel sol que contigo llegaba...