Muchas gracias por sus comentarios, me gusta escribir, no soy muy buena, pero mi imaginación se tumba y tengo que plasmarlo en algún lugar.

Gracias Chito, pero aun no soy escritora, para eso falta mucho y una buena oportunidad, pero gracias por leer.

Andre, gracias por tu comentario, la caricatura es famosa, pensé en usar los nombre y algunas descripciones porque me gusta, pero lo tengo también como personas de la realidad, pero decidí subir este.

CAPITULO I SEGUNDA PARTE

Por su mente pasaron recuerdos de momento felices del amor que ahora dolía más que cien agujas dentro de la piel, más que mil noches bajo el invierno, más que estar lejos del sol. Volvió en sí, corrió mar adentro a recuperar la cajita negra de terciopelo con el anillo, chapoteo el agua en su desesperación de buscar lo que había intentado perder, se mojaron sus ropas, el dolor lo segaba, pero luego pensó que quizá ella le había puesto una prueba, quizá el debía luchar por el amor de ella, a ella le gustaba eso y el jamás lo hacía, eso le había enamorado a ella, pero quizá ahora quería que le demostrara lo contrario, eso le demostraría a Michiru que él la amaría eternamente, logro sacar el anillo, había tenido suerte que la cajita no se hundiera con el movimiento de las olas.

La mansión Kaioh estaba iluminada, lo que se utilizaría para el viaje estaba listo en pequeñas maletas, no volvería por un buen tiempo, la casa estaba siendo resguardada por mantas blancas por la servidumbre, la familia estaba lista para salir, caminado hacia el auto, el cual estaba delante de los arbustos que colindaban con la acera.

Había llegado la hora de partir, la familia se subió al auto, se encendieron motores y tomaron la calle que los llevaría lejos de aquella pequeña ciudad.

Seiya corrió a toda prisa a la casa de su amada, parqueo el auto como pudo y bajo a toda prisa, pero no había nadie más que la ama de llaves de la mansión.

-¿está Michiru? –le pregunto después de que tocara la puerta insistentemente.

-no, la señorita –la mujer hizo énfasis en señorita –Michiru, no se encuentra, se ha ido lejos y no volverá, ¿quien la busca? –pregunto la mujer altanera.

-¿a dónde se fuero, como puedo hacer para encontrarla? –pregunto Seiya desesperado.

-no lo sé joven, esa información no la sé, ¿quien la busca? –volvió a preguntar.

Seiya se dio la vuelta y salió en busca de Sepsuna, la mejor amiga de Michiru, pero por más que toco la puerta de la casa de esta, nadie salió, no se daría por vencido, no la perdería tan fácil, condujo en busca de su amigo, quizá el sabía algo, entro al bar “La Chicha”, Yaten trabajaba hasta las 12 los días viernes y hoy era viernes.

Yaten el amigo de facultad de Seiya lo vio entrar, se dio cuenta que Seiya su amigo no se veía muy bien, su porte de “don Juan” parecía de don Quijote de la Mancha, ahora parecía más un vagabundo de amor o algo parecido, Seiya llego hasta la barra, tomo asiento y espero que Yaten terminara de atender a dos chicas que estaban sentados tres bancos después.

Yaten se acerco, sabía que algo no estaba bien –rayos amigo, ¿qué te ha pasado? –pegunto al ver la cara de malestar de Seiya.

Yaten y Seiya se habían conocido cuando Yaten llego de traslado desde su país natal, ese día había tenido problemas para familiarizarse hasta con el idioma y habían chicos que se burlaban de él, Seiya fue el único que se acerco a Yaten y le ofreció algo de comer, pues el chico apenas y podía entender el significado de “pan”. Desde ese día se habían hecho amigos.

-dame un whisky doble –respondió Seiya. Su amigo lo sirvió de inmediato, Seiya le relato lo sucedido y como se sentía, había pasado toda su vida de adolecente con la fama de don Juan, había tenido más novias en un año, que los días que el año tiene, pero eso había terminado precisamente hacia ya casi medio año, cuando se había dado cuenta que Michiru era importante para él, en un principio el jamás quiso formalizar nada, pero después de escuchar consejos de sus amigos y especialmente de Yaten, decidió dejar entrar el amor, ahora se daba cuenta porque jamás lo hacía, el amor en su vida solo le había traído dolor, amo a su abuela, quien murió cuando el cumplió 16 años, amo a sus padres los cuales fallecieron cuando él tenía cinco años, y ahora no tenía nada, ni el amor de la mujer a quien pensaba entregarle todo lo que él era.

-lo siento mucho amigo, pero la vida sigue con o sin ella, no puedes aferrarte –aconsejaba Yaten después de que Seiya se tomara más de la mitad de la botella de whisky.

-es tan fácil decirlo Yaten, pero me duele dejarla ir, no sé qué sucede conmigo, sabes que, mejor sírveme otro –dijo Seiya estirando su mano con el vaso para que Yaten lo volviera a llenar.

Al finalizar la noche, Yaten era el conductor asignado, el licor había dejado a Seiya en pause sobre la barra, el corazón adolorido por un momento se sintió en paz, aunque el día de mañana seria mas fuerte el dolor de cabeza que el dolor de corazón. Yaten pasó por su novia al súper 24 donde trabajaba esta, Mina era una chica muy esporádica, era una buena amiga para Seiya y amaba mucho a su novio Yaten, aunque era un caso su relación.

Pelean por casi todo, jamás estaban de acuerdo, pero siempre sabían cómo olvidar los malos ratos, Mina había entrado a estudiar un mes después de los chicos, desde que Yaten le vio se enamoro de ella y esta de él, Seiya la respeto mucho, salían los cuatro juntos, Seiya y Michiru y Yaten y Mina, Mina era la chica divertida del grupo, con sus bailes sobre la mesa y sus refranes alrevesados.

Ella había recibido una llamada de Yaten, pasaría por ella en el auto de Seiya, en vez de el autobús de la universidad, pero jamás menciono que Seiya iría tirado en el asiento de atrás, al verlo así le causo mucha gracia.

-creí que no le vendías licor a los vagabundos –dijo al ver la ropa de Seiya, se había metido al agua para salvar el anillo, se había arrugado un poco y tenía la mitad de la playera fuera de pantalón.

-sube amor, Seiya es un caso el día de hoy, vamos te cuento–dijo este, Mina le dio un beso en los labios por la ventanilla, luego rodio el auto y subió, en el camino Yaten le relato lo sucedido con Seiya, había sido una sorpresa que Seiya, el famoso “don Juan” se había alejado de muchas amistades por aquella chica rica, y al parecer eso a ella no le había importado.

-qué pena por él, se veía tan feliz, pero para Seiya será cuestión de chicas, digo de tiempo para recuperarse –bromeo Mina.

Próximamente, CAPITULO II