EL AUTO-CONOCIMIENTO SURGE DEL AUTO-DIAGNÓSTICO


En mi opinión, quien quiera iniciar un Proceso de Desarrollo Personal tiene que partir, obligatoriamente, de un conocimiento previo -y lo más exhaustivo posible- de quién es uno.

No se puede cambiar o desarrollar o perfeccionar lo que no se conoce.

Para conseguirlo no queda otro remedio que la auto-observación, la atención continua a uno mismo, la vigilancia amable pero constante, el deseo incesante de descubrirse…

Para ello es interesante hacerse preguntas… y, por supuesto, dar respuestas a esas preguntas.

Todo inicio de Proceso, para que sea eficaz, ha de partir de un reconocimiento, aunque sea doloroso, de la realidad que cada uno esté viviendo en este momento.

Para emitir un diagnóstico actualizado lo más veraz posible conviene tener la máxima información, y eso implica preguntarse, preguntarse y, después, preguntarse.

Se trata de DESCUBRIR lo que desconocemos de nosotros, lo que nos está influenciando y marcando sin que nos demos cuenta, aquello de lo que no somos conscientes pero que nos obliga a actuar, pensar, sentir o mostrarnos de cierta manera que resulta no ser de nuestro agrado.

DESCUBRIR es poner a la vista LO QUE YA ESTABA.

No es que se nos incorpore algo por el hecho de haberlo descubierto: simplemente, se toma conciencia y consciencia de ello.

Por lo tanto, conviene afrontar sin miedo el proceso de auto-descubrimiento para poder hacer un buen diagnóstico. Es conveniente hacerlo del modo totalmente opuesto al habitual, o sea… alegrándose de cada descubrimiento, sea de la índole que sea, porque si es algo positivo servirá para emitir un diagnóstico más benigno y para dar motivos de satisfacción a nuestra autoestima, y si lo que nos aparece no es del todo agradable, conviene quedarse con la visión optimista del asunto, y es el hecho de que al tomar consciencia de ello se puede iniciar el proceso de reparación.

Tener mucha información requiere hacerse muchas preguntas, muy íntimas y profundas, muy exactas y muy sinceras, de un modo amable y sin prejuicios anteriores ni críticas posteriores.

A muchas personas les funciona bien hacerlo del modo que se denomina “Ver las cosas con Ojos de Marciano”, que consiste en verlo todo como si uno acabara de llegar a la Tierra y lo desconociese todo. Y como lo desconoce todo, no da nada por supuesto sino que pregunta y pregunta hasta tener respuestas para todo y conocerlo todo.

Cada persona tiene sus propios asuntos que revisar, sus dudas y sus preguntas, sus trabas y sus ánimos, y por eso mismo no hay unas cuestiones que sean obligatorias de inspeccionar y conocer, sino que cada uno se centrará en las suyas personales que, a fin de cuentas, son las que le interesan.

A modo de ejemplo, citaré algunos asuntos aunque, insisto, a estos se les pueden y deben añadir más o restar algunos.

Quién o qué soy.
Cómo funciono o cómo me relaciono con la vida, con la gente, con todo.
Cómo es mi modo de sentir y qué siento.
Qué me pasa.
Cuál es mi lado oscuro.
Cuáles son mis defectos.
Qué me perturba.
Cuáles son mis conflictos y por qué.
Cómo es mi disciplina.
Cuáles son los hechos que se repiten en mi vida y por qué.
Etc.

Con una atención diligente y plena, cuidadosa y exacta, y con una apertura a los descubrimientos y a la aceptación de éstos, se puede y se debe afrontar el reto de conocerse en profundidad y exactitud, para poder emitir un diagnóstico certero, útil, y con ello poder decir que uno está más cerca de saber quién es, para ponerse inmediatamente a trabajar en elaborar la mejor versión de sí mismo.

Es una tarea imprescindible que nadie puede hacer por ti.

Te sugiero que no la aplaces ni la olvides.

Va en ello tu calidad de vida.

Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales


Si desea recibir a diario las últimas publicaciones, inscríbase aquí:
http://buscandome.es/index.php?page=59

Si le ha gustado ayúdeme a difundirlo compartiéndolo.

(Más artículos en http://buscandome.es/index.php?action=forum)