¿QUÉ TIPO DE ADULTO ERES?


INTRODUCCIÓN:
El Análisis Transaccional, una herramienta imprescindible en el conocimiento del ser humano, dice que cuando nos manifestamos lo hacemos desde uno de estos tres patrones de conducta o estados del yo: Padre (P), Adulto(A) o Niño (N), y dice que es útil conocer cada uno de ellos, para saber desde cuál estamos actuando o manifestándonos, y así saber si estamos utilizando el adecuado para el momento o la situación. Podemos averiguar el origen de muchos de nuestros modos de actuar, el porqué de ciertos sentimientos, o de dónde vienen ciertas opiniones y formas de ser, si conocemos bien estos estados que son tres formas distintas de ser, pensar, sentir y actuar.



En mi opinión, el estado de Adulto del Análisis Transaccional es muy necesario, muy útil, muy enriquecedor, y si sabes usarlo del modo adecuado… es imprescindible.

El Adulto es el que piensa, el que se da cuenta de las cosas y sabe lo que conviene hacer. Razona, analiza, calcula probabilidades, usa la lógica, da y pide información –para tener imparcialidad- y, por lo menos aparentemente, no tiene emociones que le puedan hacer perder la objetividad, sino que es práctico y atinado.

El Adulto es sereno, calmado, actúa desde el aquí y ahora. Sabe lo que conviene hacer. No le gusta predominar, y sí colaborar. No responsabiliza a los demás de sus problemas. Es sensato.

Sabe decir no. Tiene libertad de opción y cambio. No se implica emocionalmente en las decisiones que toma, porque eso le puede hacer perder la ecuanimidad necesaria para obrar con rectitud y justicia sin dejarse afectar por estados de ánimo temporales y fluctuantes.

Si el Adulto actualiza sus informaciones –y no se sigue rigiendo por los mandatos e imposiciones que sus padres y educadores le impusieron durante la niñez-, sus respuestas serán acertadas. En cambio, el Padre se mantiene más anclado en sus ideas, por lo que sus soluciones pueden ser menos propicias. El Niño es más “irresponsable” por lo que sus respuestas pueden ser disparatadas. Eso sí, el Adulto tiene que tener cuidado de que ninguno de los otros dos estados le contamine sin darse cuenta y entonces ya no sea él, en estado inafectado y puro, quien al final decida.

Los estados de Padre y Niño, por sí, son estáticos, pero el Adulto puede actualizar ambos, y eso es conveniente que lo haga. Puede conseguir, por ejemplo, que el Padre Crítico no sea tan crítico, tan rígido, que no se entrometa en los otros estados y que no siga actuando de modo perjudicial, o puede pedir su colaboración al Padre Nutritivo en ciertos momentos, o puede animar al Niño para que se manifieste más a menudo…

La pregunta en este momento es… ¿actúas bien como Adulto? No es necesario actuar SIEMPRE como Adulto, porque te perdería algunas cosas y te equivocarías en otras circunstancias. Si en algún momento te estás divirtiendo –por ejemplo- en ese momento tienes que actuar como lo haría un niño –el estado de Niño lo veremos en la siguiente entrega- y no puedes ponerte serio como un Adulto, ni rígido y riguroso como un Padre Crítico: tienes que jugar, divertirte, disfrutar, como lo haría un niño.

En cambio, si estás en el trabajo y tienes que tomar una decisión o el trabajo te requiere seriedad/ madurez no puedes actuar con la irresponsabilidad de un niño.

Sigue comprobando cómo está tu Adulto…

¿Sabes ver los asuntos propios –y tus problemas- con perspectiva, sin involucrarte?
¿Sabes mantener la cabeza fría para no perder la objetividad?
¿Reflexionas bien antes de tomar decisiones?
¿Tomas tus decisiones desde la consciencia?
¿Sabes decir NO cuando quieres decir NO?
¿Tienes tu Yo Observador activado a todas horas?
¿Estás satisfecho con las decisiones que tomas? En caso de respuesta negativa… ¿Qué haces para mejorar en ese aspecto?
¿Sabes en qué momentos de tu vida tienes que actuar exclusivamente como Adulto?

Te dejo con tus reflexiones…