¿ERES CAPAZ DE AMAR SIN PRETENDER CAMBIAR AL OTRO?


En mi opinión, el asunto del amor incondicional no lo manejamos bien del todo. Permitimos que interfieran cosas que no tienen que ver con ese asunto.

Cuando amamos –o creemos que amamos- a una persona, o bien nos entra un deseo de acapararla y le exigimos atención y dedicación casi en exclusiva –y eso está mal-, o bien pensamos que podría ser mejor si hiciese unos pequeños cambios –por supuesto, a nuestro gusto y según nuestra opinión-, y entonces ese amor –o cariño o afectividad- pierde la incondicionalidad, la aceptación “tal como el otro es” y uno va intentando –descarada o sibilinamente- que el otro se vaya amoldando a nuestros deseos –y eso también está mal-.

Piensa en la gente a la que amas, los que de verdad te importan… ¿Cómo es tu relación sentimental hacia ellos?, ¿los aceptas como son?, ¿te molestan muchas de sus cosas?, ¿crees que serían mejores o más perfectos si fuesen y actuasen según tu criterio?

O bien… ¿eres capaz de amar y aceptar al otro sin pretender modificarle?, ¿ te gustaría que cambiasen en algunos aspectos para que fuesen más agradables a tu gusto y de ese modo la relación mejoraría?

A quienes tienen esa costumbre de juzgar a los otros, de entrometerse en su personalidad o sus asuntos, les invito a que se metan en la situación que les voy a proponer y respondan estas preguntas:
¿Te gustaría que alguien viniese de fuera a decirte lo que tienes que cambiar porque a él le gusta más o porque cree que de ese modo serías mejor?
¿Te gustaría que alguien condicionase el hecho de aceptarte a que dejes de ser tú mismo para que seas como a él le interesa?

Si te has dado cuenta a la primera de la barbaridad que es esto, o si has reflexionado lo suficiente, podrás comprobar que es injusto por parte de quien lo pretende.

El respeto a la otra persona, y la aceptación en su integridad, es algo que no se puede condicionar a deseos o imposiciones.

Si se imponen condiciones o cambios, ya no se está aceptando incondicionalmente a esa persona, ya no se la ama tal como es, sino que se acepta o se ama a la idea que uno tiene de esa persona, o solamente se acepta la parte que interesa de esa persona.

Es interesante que revises con objetividad cómo es la relación con cada una de las personas de tu entorno sentimental –familiares o amigos-, y observes qué lugar ocupan en tu corazón y por qué, y sobre todo es interesante que observes a aquellos que no les das paso, aquellos a los que les pones pegas o condiciones estrictas, aquellos a los que no acoges sin una serie de requisitos y restricciones.

Y no quiero decir que tengas que abrir el corazón a todos –yo tampoco soy capaz de hacerlo-, pero sí es importante saber si no entran porque no hay interés por ninguna de ambas partes, o se trata de que eres tú quien se opone a su entrada y solamente porque tienes prejuicios, o es por tu rigurosidad en la exigencia de la perfección ajena o del acatamiento sumiso a una serie de normas tuyas que pueden ser excesivamente rigurosas y caducas.

¿Eres capaz de amar a otro sin pretender cambiarlo?

Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales


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