De vez en cuando, cuando siento demasiado estrés por la vida estresante que tengo con el trabajo, los estudios, la propia casa y otros asuntos, llamo a un amigo que normalmente cuando lo veo es muy pacífico y tranquilo, es un lujo hablar con él porque su optimismo y positividad se te queda adherida a la mente y cuando sales del lugar te sientes otro nuevo y empiezas a actuar con un razonamiento que antes pensabas que no ibas a llegar. Me gusta mucho estar con esta persona, meditamos cuando estamos juntos, nos contamos nuestras cosas de la vida y también tomamos nota de las cosas que queremos cambiar del mundo. El ambiente que se crea es sensacional y me alegra mucho tenerlo conmigo y que me trasmita su espiritualidad.