Los sábados para mí eran de fiesta, saliendo hasta altas horas de la noche e incluso, en algunos casos, recogiéndome por la mañana con un desayuno en el cuerpo de una cafetería que abriese temprano. Pero todo esto acabó ya hace tiempo, creo que es importante vivir cada momento que vivimos paso a paso y con tranquilidad, pero saber exactamente cuándo pasar al siguiente capítulo de la historia, de nuestra historia. Ahora prefiero levantarme temprano los domingos, aprovechar para pasear, tomar un desayuno en condiciones y tumbarme en el sofá para ver la televisión o jugar a algo, pero ya nada de alcohol ni fiestas nocturnas. Sé que muchos amigos míos siguen haciéndolo y no pienso mal de ellos, cada uno tiene su momento, pero el mío sé que ya ha llegado.