LA FELICIDAD SERENA

En mi opinión, lo que uno alcanza a medida que va logrando avanzar en su Desarrollo Personal es un estado que cada vez se asemeja más a la paz, y un modo distinto de ver y sentir las cosas. Yo lo siento como una felicidad serena.

Es una situación en que uno se siente menos dependiente de los estados anímicos y sus altibajos, y menos dependiente aún de los estallidos de furia, de los arrebatos, de los torbellinos de preguntas alocadas y de los agresivos auto-reproches.

Es un estado de serenidad, de equilibrio, en que una tranquilidad que aparenta ser impasible se manifiesta aportando una especie de imperturbabilidad interna –que no siempre externa- que hace ver la vida, y sus acontecimientos, de un modo que afecta menos.

Es como si uno tuviera una capacidad especial para poder relativizar las cosas despojándolas de sus manifestaciones imprudentes, y fuera capaz de mantenerse en un estado de inmutabilidad que sólo aporta beneficios puesto que evita los altercados emocionales, mientras que, al mismo tiempo, permite saborear las cosas de la vida desde un punto más adecuado: desde el estado del que no permite que le afecte lo negativo al mismo tiempo que desarrolla la capacidad de apreciar y disfrutar en su grandiosidad las cosas que aparentar ser pequeñas y que se tasan como de menos valor.

“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”, escribió Antonio Machado. No nos vamos a quedar, sin duda, así que… ¿Para qué amargarse con cosas pequeñas que agigantamos como si fueran grandiosas?

¿Y lo excelente que es “ser nada”?

Nada soy y, en lo más profundo, y porque nada soy, nada me afecta.

Y digo “en lo más profundo” porque somos humanos y no siempre controlamos los sentimientos y las emociones, y no siempre podemos reprimir sus manifestaciones, pero eso no importa si luego somos capaces de comprender e integrar que no somos el explosivo, no somos el que está enojado, no somos el dolorido, no lo somos… son estados, estados de una temporalidad que tiene final, y que, como tales, no tienen entidad propia, no tienen consistencia, y se van a diluir en un mayor o menor espacio de tiempo. Lo que no deberían hacer –y no deberíamos permitir- es que se enquisten y perduren en el tiempo.

Y comprenderlo de este modo, e integrarlo para que pase a formar de nosotros mismos, permite acercarse más a esa felicidad serena que se asemeja a lo que podría ser el estado natural del Ser Humano.

La felicidad explosiva, esa que se manifiesta con grandes risotadas y alharacas, así como los gestos adustos permanentes o los enfados supinos, tampoco son estados naturales. No se pueden mantener en el tiempo. Uno no puede estar riéndose las veinticuatro horas del día. Sí puede obstinarse en mantenerse en cualquier aspecto negativo, y es posible lograrlo, pero es algo forzado, autoimpuesto, no es la expresión natural del Ser Humano, que se corresponde más con un estado facial que no manifiesta emociones, pero que se siente más a gusto y más natural con una sonrisa bien sea en los labios o en la mirada.

La Felicidad Serena aparenta que es como si se le quitaran las emociones explosivas a la vida y la convirtiera en algo simple y sencillo, pero no es cierto porque es una situación de comprensión que sabe que ese estado, hermano de la paz, es la máxima aspiración: estar bien y tener un fondo de armonía que sobrevive a los sobresaltos y los arrebatos, y no sobredimensionar los estados pasajeros sino dejar que se diluyan sin que dejen huella, y tener una filosofía personal, de vida, mística y religiosa, que le sitúa a Uno Mismo en su sitio y no le descentra…

La Felicidad Serena te permite ser expresivo en todos tus sentimientos, que no es necesario reprimirlos, pero puedes retornar posteriormente a ese estado sin ser afectado ni por las cosas agradables ni por las desagradables.

El Desarrollo Personal no es un campo de batalla para Guerreros Espirituales que se toman la vida como una batalla contra los “defectos humanos” que –en su opinión- son pecados o son enemigos que hay que combatir cruentamente para aniquilarlos, sino que es un Camino de Regreso para el Reencuentro, un Camino de Acercamiento al Ser Divino que es la base sobre la que está construido nuestro cuerpo.

Desarrollar el potencial del que disponemos puede que sea el sentido de la vida, y que ese potencial se expanda a partir de ese estado que podemos llamar de Felicidad Serena, a partir del amor propio, de un estado de Ser realmente Uno Mismo y no de tomarse la vida como un enemigo sino como un lugar en el que expandir lo que uno Es.

Me encanta esta palabra: Desdramatizar. Me parece que deja rotunda y perfectamente claro su significado: quitar el drama, quitar la virulencia, quitar lo ponzoñoso y lo maligno.

Nada es tan grave como somos capaces de llegar a verlo.

Nada contiene una gravedad que esté por encima del respeto al Ser y del cuidado de Uno Mismo.

Es muy sensata y muy honrada la aspiración a tener un fondo de Felicidad Serena que nos mantenga a flote el tiempo que pasa entre el principio de las tormentas que nos agreden y la llegada del amaine que trae la correspondiente calma.

Paciencia. Serenidad. Cuidado y respeto por Uno Mismo. Felicidad serena. Todos nos la merecemos.

Posiblemente te interese buscarla para instalarla en ti.


Te dejo con tus reflexiones…

Francisco de Sales


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