Luego de que Juan Guaidó asumiera como presidente encargado de Venezuela, en donde denunciaba la existencia de un gobierno usurpador e ilegítimo; procedió a realizar nombramientos de embajadores y su posterior envío a los países correspondientes, mucho de los cuales han finalmente aceptado las credenciales presentados por estos funcionarios.

Es por ello, que, al aceptar estas credenciales, han procedido con el desalojo de los inmuebles en donde se desarrollaban las actividades consulares del país, lo que evidentemente ha ocasionado la virtual ocupación de los enviados de Guaidó.

Tal es el caso de las embajadas de Venezuela en Costa Rica y Colombia, que, una vez aceptadas las credenciales a los enviados como representantes del gobierno interino de Venezuela, han solicitado el desalojo de estos inmuebles para que sean gestionados en su totalidad por los nuevos designados como miembros consulares de Venezuela.

Sin embargo, esta tarea va mucho más allá de solo ocupar el inmueble, que aunque es un gran paso para el fortalecimiento del gobierno que paralelo que lidera Juan Guaidó, es insuficiente cuando se habla de temas prácticos.

Por ejemplo, los nuevos miembros del cuerpo diplomático no poseen las bases de datos, ni los censos para así poder atender a toda la comunidad de venezolanos que se encuentran en estos países.

Tampoco se pueden emitir pasaportes ni documentos de identidad.

Incluso los nuevos enviados han tardado en tomar posesión de los inmuebles designados para ello, debido a que entre otras cosas no poseen para cancelar sueldos de personal, ni como tampoco cancelar los alquileres correspondientes, aunado al hecho que una vez se han ordenado los desalojos a los inmuebles, estos son entregados prácticamente destruidos, sin ningún tipo de mobiliario, así como tampoco sin la transferencia oficial por parte de los antiguos ocupantes.

Un claro ejemplo de ello fue la casa que ocupó un agregado militar de Maduro en Washington, la cual fue inspeccionada por Carlos Vecchio y que presentaba signos de prácticamente una destrucción parcial del recinto.