Comentario de Jamieson-Fausset-Brown:

Entonces Josué habló a Jehová … y dijo en presencia de los Israelitas: Sol, detente … y tú, Luna—El autor, inspirado, rompe aquí el hilo de la historia de esta victoria milagrosa, para introducir una cita de un poema antiguo, en el cual se conmemoran los poderosos hechos de aquel día. El pasaje forma un paréntesis, y contiene una descripción poética de la victoria, que fué ganada milagrosamente por la ayuda de Dios, y es un pasaje del libro de Jasher, es decir, “el justo” o “derecho”—una antología de cánticos nacionales, en honor de los héroes renombrados y eminentemente piadosos. El lenguaje de un poema no debe interpretarse literalmente, y por lo tanto, cuando se personifica al sol y a la luna, como si fuesen seres inteligentes, y se representan como parados, la explicación es que la luz del sol y la luna se prolongó sobrenaturalmente por las mismas leyes de refracción y reflexión que hacen que el sol aparezca sobre el horizonte, cuando en realidad está debajo del horizonte. (Keil, Bush). Gabaón (una colina) estaba ahora a espaldas de los israelitas, y la altura pronto atajaría los rayos del sol poniente. El valle de Ajalón (ciervos) estaba delante de ellos, y tan cerca, que a veces se llamaba “el valle de Gabaón”. (Isa_28:21). Parecería, por el v. 14, que la orden de Josué fué en realidad una oración a Dios a favor de la realización de este milagro; y que, aunque las oraciones de los hombres eminentemente buenos, como Moisés, a menudo eran contestadas por Dios, nunca hubo en otra ocasión un despliegue tan asombroso del poder divino a favor de su pueblo, como en respuesta a la oración de Josué. v. 15 es el fin de la cita de Jather; y es necesario tomar nota de esto, como el hecho descrito en ella, está recordado en debido curso, y en las mismas palabras, por el historiador sagrado, v. 43.