Es lamentable el proceso que sigue la iglesia católica para discernir si un difunto intercedió para que se produzca un milagro y así canonizarlo.

Resulta que un niño fue atropellado por un auto y corre riesgo de perder su vida durante varios días mientras en el hospital se le hacen innumerables intervenciones.

Resulta que la familia del niño y gente del pueblo del mismo le decidieron rezar a un sacerdote católico difunto para que intercediera.

Resulta que el niño mejora (por la intervención de los médicos o aunque no obviamente) y como la mejoría aparentó no tener una explicación razonable, zaz: el sacerdote difunto es el autor del milagro o de la intercesión y la iglesia católica ya tiene un motivo para declarar Santo al sacerdote difunto (siendo que la vida privada y el corazón del sacerdote solo los conoció Dios y solo Dios sabe si ese sacerdote está en el Cielo o en el Infierno).

Otro aspecto lamentable del catolicismo idólatra.

Maximiliano Castagnino.