¿POR QUÉ ME CUESTA PENSAR?



Una de las muchas buenas aportaciones que me ha hecho el Análisis Transaccional (AT) ha sido descubrir un Mandato que durante toda mi vida ha ejecutado su maléfica influencia en mi vida. Es el que se denomina NO PIENSES.

Mis padres, tal vez porque querían facilitarme la vida, o tal vez porque no confiaban en mí, me resolvían los problemas que aparecían o podían aparecer en mi vida, y con ello me impidieron que aprendiera a resolverlos por mi cuenta y no me permitieron desarrollar mi capacidad de aprendizaje, coartándome con frases o ideas del estilo de: “tú haz lo que yo te diga y no preguntes por qué”, “no discutas lo que yo digo”, “mientras estés en mi casa se hacen las cosas que yo digo y como yo lo digo”, “haz lo que yo te diga que tú no sabes nada”, “¿tú qué vas a saber?”

Este Mandato se forma cuando se va viendo, de un modo directo, que a uno le hacen saber que no está capacitado para acertar en la toma de decisiones y que es mejor que no piense, ya que no sabe pensar adecuadamente, o bien, de un modo indirecto, le van resolviendo los conflictos que se le presentan con lo cual no puede aprender a hacerlo por sí mismo.

Hay que aclarar que en la fecha en que sucede esto, cuando sucede, es a temprana edad, y en ese momento nadie está preparado para hacerlo bien, pero los padres o educadores exigen al niño la misma capacidad que tiene un adulto.


A los hijos hay que dejarles experimentar, hay que alentarles a que piensen por sí mismos, hay que promover su independencia y alentar su inteligencia.

Es bueno enseñarles a manejar la excelente herramienta personal que es la mente, y hacerles ver que “pensar” es una actividad que utilizarán mucho a lo largo de su vida y es uno de los requisitos indispensables para manejarse bien en la vida.

La falta de Autoestima, en muchísimos casos, pone todas las trabas posibles para que uno se ponga a pensar, enviando mensajes del estilo de: “tú no sabes”, “te vas a equivocar, como siempre“, “mejor déjalo que ya se arreglará ello solo”.

Reflexionar es una excelente capacidad de la que disponemos. Nos permite hacer un balance de la situación, darnos cuenta conscientemente de las cosas, valorarlas acertadamente, hacer propósitos, y tomar decisiones.

Es muy útil y productiva la reflexión diaria.

Sería muy interesante dedicar todos los días un tiempo para reflexionar.
Cada día sobre un asunto distinto o sobre un asunto importante que esté sin resolver.

Lo que no es acertado es dar vueltas siempre a lo mismo y estancarse en ello.

Igual de interesante es acostumbrarse a la reflexión inmediata, en el mismo instante en que las cosas suceden. Darse cuenta. Ver. Comprender. Y con todo ello, dotar a la vida de intensidad, de atención, de comprensión, de lucidez, de sentido.

Convertirse en un observador atento e impecable de la propia vida y de Uno Mismo. Vivir cada momento al momento. Intensamente.

No dejar que el tiempo se vaya vacío hacia el pasado o el olvido.

No permitir que el arrepentimiento se nutra continuamente.

No dar lugar a poder añorar con rabia más adelante lo que no se hizo o no se dijo.

No quedarse anclados al pesar por lo que se tenía que haber hecho o dicho y no se hizo o no se dijo.

Mirar la vida y nuestra vida con atención nos hace darnos cuenta de que la atención a la vida aporta más calidad de vida.

Reflexionar sobre las cosas enseña.

Observar y darse cuenta crea Grandes Maestros.

Hay que tener activado continuamente el afán de VIVIR plenamente la vida.

Alerta y firme el deseo de no dejar que un día se escape vacío de razones que nos hagan sentirnos satisfechos con lo que hemos hecho.

Que no sea necesaria la llegada de un hipotético Juicio Final que nos acuse.

Que veamos lo que es, lo que pasa, lo que hay, porque cada uno de los segundos nos ofrecen, uno tras otro, incasablemente, la oportunidad de cambiar, de hacer lo que se considere adecuado, y de dotar a la vida de motivos de orgullo y satisfacción.

VIVIR no se nos hace fácil porque nadie nos ha preparado para ello. En cambio, dejar que el tiempo pase es sencillo: no hay que hacer nada. El propio tiempo se encarga de consumirse.

Una de las cosas buenas de la vida es que no tiene unas condiciones universales que cumplir –salvo la de no hacer mal intencionadamente-.

Eso quiere decir que cada uno puede dotar a la vida de sus propias normas y objetivos. Cada uno puede ser tan ambicioso o sencillo como desee. Cada uno puede decidir si dedicarse a contemplar la naturaleza, escuchar música, emborracharse o meditar.


¿CÓMO SE PUEDE RESOLVER ESTE CONFLICTO?

Cuando uno pretenda salir de la influencia de este mandato, ha de tener en cuenta que hay una traba escondida y es el hecho de que todos creemos que debemos obedecer a los padres, y salir de SU mandato –no hay que olvidar que los mandatos son algo ajeno en lo que no tenemos nada que ver, salvo que los padecemos-, se puede interpretar como una desobediencia, y uno tiene que luchar contra la conciencia que dice que no hay que desobedecer a los padres.

Para rematarlo, casi todos asociamos una desobediencia a un castigo, por lo que –siempre de un modo inconsciente- pende sobre nosotros el “temor” al castigo que tendremos que sufrir si desobedecemos el Mandato.

Ponerse a pensar, por tanto, en el caso de quienes sufren la influencia de este mandato, es equivalente a desobedecer.

Si se desea salir de la mala influencia de esa nefasta e inconsciente orden, es bueno tener una conversación seria consigo mismo, reconociendo la razón por la que a uno le cuesta ponerse a pensar o reflexionar, y dándose permiso para poder hacerlo sin ningún tipo de cargo a partir de ahora.

A algunas personas les va bien imaginar una conversación con los padres o educadores en la que les hace ver, del modo que considere adecuado, que ya es adulto y que necesita poder pensar por su cuenta, y que está capacitado para hacerlo, por lo que solicita que lo mismo que en su día le dieron el Mandato, ahora le den el Permiso que les exima.

A partir de entonces, conviene conocer un poco sobre el sistema de funcionamiento de la mente cuando piensa.

Generalmente, no es el modo de hacer una pregunta y recibir una respuesta inmediata. ¿Cómo me llamo? Antonio. No es así.

Se requiere, lo primero, hacer muy bien la pregunta y, después, comprender muy bien la respuesta. Ello requiere ATENCIÓN, CONCENTRACIÓN, TIEMPO, APERTURA MENTAL, TRANQULIDAD y, preferiblemente, UN AMBIENTE RELAJADO.

Si no se encuentra una respuesta satisfactoria, es una buena idea preguntarse lo mismo pero con otras palabras, a ver si así se hace más comprensible y más inspiradora.

La mente, el pensamiento, la memoria, los recuerdos… todos ellos son instrumentos que nos pertenecen y que están a nuestro servicio. Por tanto, tenemos que usarlos a nuestro servicio y a nuestro favor.

Uno Mismo tiene que ponerse al mando de la mente y gobernarla. Y evitar las distracciones –que son trampas-cebo que pone la propia mente cuando no quiere que le obliguemos a trabajar a nuestro modo-.

Si se entromete alguna idea o pensamiento durante el proceso, algo que no tiene que ver con el asunto que interesa en ese momento, se escribe en un papel para revisarlo más tarde y así no se entra en una discusión con la propia mente que puede llegar a proponer que se le dé prioridad a ese otro asunto.

Conviene ponerse a pensar desde la capacidad que tiene uno, y no comenzar con la idea frustrante de que uno no es inteligente, no es capaz, no tiene buenas ideas, en fin: que no sabe.

Es como un oficio que se aprende con la práctica, ya que la práctica aporta confianza. Y es bueno estar atento a no castigarse si no se aciertan al principio con las respuestas o soluciones adecuadas.

La vida debiera ser un Camino de amor que uno recorre de su propia mano, y esta es una buena oportunidad para demostrarlo.

Recordando, eso sí, que pensar no es dar vueltas obsesivamente al mismo asunto, que no es buscar las justificaciones para confirmar la respuesta que más nos interese –aunque sepamos que lleva un poco de mentira-, que no es quedarse estancado en el vacío y más atento a la queja o justificación de un “no sé”.

Pienso, luego existo.


Te dejo con tus reflexiones…


Francisco de Sales es el creador de la web www.buscandome.es orientada al Desarrollo y Crecimiento Personal y Espiritual de las personas interesadas en el mejoramiento de su vida.